El aroma de la Navidad es sin duda el desencadenante más poderoso de la nostalgia. Es el olor de las agujas de pino, del pan de jengibre horneándose, de la rica salsa de arándanos cociéndose a fuego lento y de un sutil toque de aire helado. Para los fabricantes de velas, la temporada festiva no es sólo una gran oportunidad de ventas; es una oportunidad de oro para embotellar esa misma experiencia sensorial [...].





















